La limpieza dental es una práctica esencial para mantener una buena salud bucal. A menudo se subestima la importancia de la higiene oral, pero una buena limpieza puede prevenir problemas dentales graves y enfermedades que pueden afectar a todo el cuerpo.
La acumulación de placa bacteriana en los dientes y las encías puede causar inflamación y sangrado de las encías, conocido como gingivitis. Si no se trata, la gingivitis puede convertirse en una enfermedad periodontal más grave, que afecta los tejidos y los huesos que sostienen los dientes. Esto puede llevar a la pérdida de dientes y otros problemas de salud graves, como enfermedades cardíacas y diabetes.
Una limpieza dental profesional, realizada por un odontólogo o un higienista dental, puede eliminar la placa bacteriana y prevenir la formación de sarro, que es la acumulación endurecida de la placa. También pueden identificar cualquier problema dental temprano y tratarlo antes de que se convierta en un problema mayor.
Además, una limpieza dental puede mejorar la apariencia de los dientes y mejorar la salud general. Los dientes limpios y brillantes no solo son más atractivos, sino que también pueden mejorar la autoestima y la confianza en uno mismo. Una buena salud bucal también puede mejorar la digestión y la nutrición, ya que una boca sana puede procesar los alimentos más eficientemente.
Existen diferentes tipos de limpiezas dentales según las necesidades de cada paciente. La limpieza dental de rutina se realiza cada seis meses para prevenir la acumulación de placa y sarro. La limpieza profunda, por otro lado, es un tratamiento más avanzado que se realiza cuando la placa y el sarro están más avanzados. Este tipo de limpieza puede requerir anestesia local y puede tardar varias horas en completarse.